miércoles, 29 de abril de 2015

Aquellas maravillosas sensaciones

Estoy mala. Pasando la última gripe de la temporada (o eso espero). He pasado toda la noche con fiebre, me duele todo el cuerpo. Me pongo de nuevo el termómetro y sigue marcando 37,5. No es mucho, pero lo suficiente como para que no tenga ganas de nada, y mientras me acurruco en mi cama cierro los ojos y siento sus suaves manos acariciando mi edredón. De golpe he aparecido en mi habitación en casa de mis padres. Mi madre esta sentada a los pies de mi cama y me reconforta con sus manos para ayudarme a entrar en calor. Me ofrece un zumo de limón que empiezo a beber sorbito a sorbito. Cierro los ojos y respiro profundamente, no quiero que desaparezca esta sensación... Te echo tanto de menos...
No se si es casualidad o es que has venido desde muy lejos para estar conmigo en un día tan triste como hoy.

Mientras escribo esta entrada, mis ojos se llenan de lagrimas añorándote cada vez mas. Aprieto mis manos en la colcha y suplico que no desaparezcas de nuevo, te necesito tanto.

Acabo de hablar con papa. Él está también malo. Hemos hablado poco rato, como siempre, sin hacer ningún comentario sobre la fecha de hoy. Es difícil hablar en voz alta de las cosas que duelen. Dicen que con el tiempo el dolor desaparece, pero yo cada día te echo mas de menos y a veces siento que no puedo respirar de lo que me duele.

Te quiero.

6 comentarios: