martes, 29 de octubre de 2013

Mi ovodonación. 1ª Fase

Al final las vistas de la semana pasada salieron todas bien. Respecto a la carga genética, queda descartada esa posibilidad, así que me quedo más tranquila. Controles rutinarios y vida absolutamente normal.

La siguiente cita, la de mi tratamiento, fue rápida pero intensa, ecografía incluida (que ya echaba yo de menos espatarrarme en la consulta de mi gine).
Comenzamos el tratamiento. La cita fue el jueves, así que me ha mandado tres días más de píldora. El viernes me tuve que pinchar Decapteptyl de 3,75mg y el domingo tomé mi última píldora. Ahora a esperar a que me baje la warry para empezar con la meriestra.

Mi gine calcula que la transferencia será entre el 15 y 20 de noviembre, pero siempre en función de mi regla y del tratamiento de mi donante.
De mi “hada”, como muchas blogueras llaman a su donante en las redes, pocos datos me dieron porque mi gine dice que es mejor no saber. Yo la verdad no me he planteado nada respecto a ella, me fio de mi gine, que dice que encaja muy bien conmigo. Sólo sé que ronda los veintitantos (a mi mente vienen los 28 pero eso es algo que mi imaginación ha creado por su cuenta), y sobre todo y lo más importante tiene fertilidad probada porque tiene un hijo propio.

Una cosa curiosa desde que empezamos en serio con este nuevo tratamiento, es que tengo una sensación extraña. Por un lado nervios y mucha ilusión de que salga bien; y por otro, tranquilidad absoluta de que la parte clave no depende de mí. Si, ya sé que muchas pensareis que la parte clave del tratamiento es que se queden conmigo 9 meses, pero no, para mí la parte clave es que haya embriones sanos y fuertes y que evolucionen, y que pasen del tercer día e incluso lleguen al quinto. Eso para mí ya es un triunfo, porque con mis óvulos, nuestros embriones dejan de crecer al tercer día por lo que la probabilidad de que evolucionen dentro de mi es más que baja por no decir nula. Así que si, puedo afirmar que con la ovodonación me he quitado un peso de encima. Para empezar no tengo que pasar por el rollo del tratamiento que suponen los pinchazos diarios, las ecos y la punción. Como no tengo que pasar por todo ese proceso, también me quito de un plumazo ese estrés antes de cada eco por saber si todo va bien y los folis van creciendo como debe de ser. Tampoco tengo que someter a mi cuerpo a una nueva sobre medicación que, después de 4 Fiv, ya podría empezar a resultar peligrosa. Y tampoco tengo que pasar los efectos secundarios de la punción, que sin ser excesivamente molestos, tampoco son plato de gusto.
Lo cierto es que me siento muy, pero que muy tranquila, es como que esto no va conmigo, como que mi papel es secundario, pero sobre todo me siento con menos responsabilidad y eso me ha aligerado mucho el viaje. El otro día le comentaba esta sensación a marido, y el pobre me decía que ahora todo el “marrón” era para él. Que si algo fallaba sería por su culpa…. Ay pobre!, me debió de ver tan tranquila que se sintió un poco solo en esto… Pero ya le tranquilice yo: ¡si en ninguno de los tratamientos anteriores ha habido ni un solo problema con tus solados. Si siempre han sido muchos, rápidos y fuertotes, de qué tienes que preocuparte!! Y se quedó más tranquilo.

En fin, no sé si es cuestión de conformismo, o capacidad de adaptación, pero me siento feliz, segura y sobre todo muy tranquila. Con ganas de que llegue ya el día de la transferencia porque tengo la corazonada de que esta vez sí que nos va a cambiar al vida.

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